EL PERDÓN.
Perdonar significa disculpar a alguien que nos ha ofendido o no tener en
cuenta su falta. En la Biblia, la palabra griega que se traduce
“perdonar” significa literalmente “dejar pasar”, como cuando una persona
deja de exigir que se le pague una deuda. Jesús usó esta comparación al
enseñar a sus discípulos a orar: “Perdónanos nuestros pecados, porque
nosotros mismos también perdonamos a todo el que nos debe”.
Perdonamos a otros cuando dejamos de guardar resentimiento y
no insistimos en pedir una compensación por el daño que nos hayan hecho o
por la pérdida que hayamos podido sufrir. La Biblia enseña que el
perdón se basa en el amor sincero, ya que el amor “no lleva cuenta del
daño”.
El perdón es la acción por la que una persona perdona a otro una acción considerada como ofensa,
renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o
restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de
modo que las relaciones entre ofensor perdonado y ofendido perdonante no
queden afectadas o queden menos afectadas. El perdonante no "hace
justicia" con su concesión del perdón, sino que renuncia a la justicia
al renunciar a la venganza, o al justo castigo o compensación, en aras
de intereses superiores. El perdón no debe confundirse con el olvido de
la ofensa recibida. Tampoco perdona quien no se siente ofendido por lo
que otras personas considerarían una ofensa.Tampoco perdona quien deja
de sentirse ofendido tras las explicaciones del presunto ofensor que
hacen ver la inexistencia originaria de ofensa alguna. El perdón es
obviamente un beneficio para el perdonado, pero también sirve al
perdonante (que también está interesado en ver recompuestas total o
parcialmente sus relaciones con el ofensor y en ocasiones cumple al
perdonar una obligación moral o religiosa) y a la sociedad, pues
contribuye a la paz y cohesión sociales y evita espirales de venganzas,
motivo por el que religiones y diversas corrientes filosóficas lo
recomiendan.
También se habla en un sentido impropio de perdonar un castigo, una
deuda u otro tipo de obligación, en el sentido de renunciar a exigirla.
Desde
un punto de vista superficial, se pueden distinguir las acciones
voluntarias y las involuntarias; dentro de ambos grupos, a su vez, según
las consecuencias, Perdonar, incluso las heridas más profundas, nos otorga paz,
nos quita un peso considerable de las espaldas, y nos permite seguir
adelante, dejar atrás las experiencias nefastas y reconstruirnos, para
volvernos más fuertes. Negarlo, por el contrario, extiende la
repercusión de las ofensas que hayamos recibido, logrando que nos
acompañen durante años, incluso mucho tiempo después de haber cortado la
relación con nuestros agresores.
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